Thursday, 25 April 2013

Nuestra estancia en Turquía, según Diego

Llegamos a Bodrum el lunes a las 18:30, después de, esta vez, haber cogido a tiempo el barco (aunque nos molestó que se retrasara sobre media hora porque esperaban a un chico que llegaba tarde, y en cambio a nosotros, que éramos cinco, no nos esperaron ni cinco minutos el domingo). Allí en Bodrum nos dirigimos rápidamente a la estación de autobuses, sin despistarnos, para estar a tiempo en el autobús que se dirigía a Yatağan. No nos dio tiempo a ojear las tiendas de allí, y a regatear con los turcos, pero mereció la pena, porque llegamos a Yatağan a las 19:45, con tiempo suficiente como para cenar y después dar una vuelta por ahí.
El primer sitio donde nos llevaron fue una especie de "bar de cachimba", nos dieron a probar de chocolate y capuchino, y hay que decir, que aunque ese día tenía una poca tos y no fumé mucho, el humo estaba buenísimo. Después nos llevaron a un sitio más "normal", era una terraza al estilo de La Góndola, y allí estuvimos bebiendo agua mineral con burbujas y sabor a regaliz de sandía: estaba realmente buena. Al terminar, eran sobre las 23:30 y nos llevaban ya a casa, fue ahí cuando me di cuenta de que los lituanos, en comparación con los que vinieron a España, estaban completamente locos.
Al día siguiente nos levantamos sobre las 6:30, para darnos una ducha, por cierto, en un baño muy raro, era simplemente un grifo, sin plato de ducha ni bañera ni nada, Así que tu llegabas, te ibas echando agua, y esa agua corría hasta el desagüe del baño. Luego un padre nos llevó de Muğla al instituto de Yatağan, y la cosa es que íbamos 7 personas, en un coche para 5, sin embargo la policía no nos dijo nada.


Allí en Yatağan estuvimos esperando como una hora en el autobús, para partir a Éfeso; mientras esperábamos, íbamos haciendo nuestras apuestas sobre cuánto se retrasarían Blas y Alejandro; al final resultó que el autobús los iba a recoger a ellos porque su hotel estaba a unos dos km de la ciudad. Cuando llegamos a Éfeso, nos dieron un quiz, para resolver en grupo, (a mí me tocó con un italiano, una griega, una polaca y un alemán) mientras visitábamos Éfeso. Cuando nos cansamos de quiz, cada uno se fue por su lado y estuvimos viendo las ruinas griegas, para hacerse una idea de cómo es hay que decir que es como Mérida, pero a lo bestia.
Después fuimos a la iglesia de la Virgen María, donde te sablaban 8€ por un simple rosario. Aparte de eso la iglesia estaba bien conservada, de hecho fue descubierta hace tan sólo tres siglos, y al estar enterrada tuvo que ser restaurada. Comimos en un pueblo de por allí, donde probé el “manti”, una especie de raviolis con salsa de yogur y otras especias. Después de esa buena y barata comida (como unos 6€), fuimos a ver una bodega (fue, claramente, lo peor del día. Si ya estábamos cansados, recién comidos y con pocas ganas de ver la bodega, el guía tenía acento alemán muy marcado, por lo que costaba entenderlo ya) y no hicimos mucho caso.

 


Por la noche, cenamos todos juntos una barbacoa, el problema es que aquí no se puede comer cerdo, entonces sólo fueron alitas de pollo y albóndigas picantes asadas.
A la mañana siguiente estuvimos presentando nuestro proyecto (sí, sí, en el que todos los alumnos Comenius trabajaron), y aunque estábamos un poco nerviosos por no haberlo preparado muy bien, al final resultó ser una buena presentación y a la gente le gustó. También corregimos las respuestas del quiz, y representamos (los mismos grupos) una leyenda griega que decía <<existió una vez, hace mucho tiempo, un rey que se casó con una joven dama. Ellos eran felices, pero cuando el príncipe vio a la reina, se enamoró perdidamente, y al no poder estar con ella enfermó. Los doctores decían que él estaba enfermo porque tenía el corazón partido, entonces el padre decidió darle la mano de su mujer a su hijo, y este rápidamente mejoró...>>

To be continued...

Diego Martín-Albo Vilches.



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