Eolo es el nombre del
rosado barato que apuramos ayer. Eolo es también el dios griego de
los vientos que da nombre a estas islas situadas al norte de Sicilia.
Las islas Eolias forman un archipiélago de siete islas pequeñas y
algunos islotes.
A las siete de la mañana estamos en el puerto para embarcar a Salina, la segunda isla en extensión. Dos horas de viaje en barco, pesado aunque con mar tranquilo, haciendo paradas en Vulcano y Lípari, y alcanzamos Santa María Salina. El tiempo está bueno, pero la mañana no es demasiado productiva y las vueltas por las carreterillas de la isla se hacen bastante pesadas. Vemos algunas iglesias y santuarios, pequeños y poco cuidados, en Santa María Salina y en las aldeas de Rinella y Malfa.
Contemplamos también paisajes preciosos desde distintos miradores: un mar en calma, altos acantilados, las islas vecinas a lo lejos, entre las que destaca la forma cónica del Stromboli. Pero las idas y venidas se hacen tediosas, y tanto las chicas como el resto del grupo se cansan del ir y venir. En Malfa visitamos el pequeño Museo de la Emigración Eoliana, donde se hace un repaso de las crisis económicas del archipiélago, especialmente la motivada por la filoxera a principios del siglo XX, que motivaron que la mitad de la población de estas islas se marchara a los Estados Unidos o Australia.
A las siete de la mañana estamos en el puerto para embarcar a Salina, la segunda isla en extensión. Dos horas de viaje en barco, pesado aunque con mar tranquilo, haciendo paradas en Vulcano y Lípari, y alcanzamos Santa María Salina. El tiempo está bueno, pero la mañana no es demasiado productiva y las vueltas por las carreterillas de la isla se hacen bastante pesadas. Vemos algunas iglesias y santuarios, pequeños y poco cuidados, en Santa María Salina y en las aldeas de Rinella y Malfa.
Contemplamos también paisajes preciosos desde distintos miradores: un mar en calma, altos acantilados, las islas vecinas a lo lejos, entre las que destaca la forma cónica del Stromboli. Pero las idas y venidas se hacen tediosas, y tanto las chicas como el resto del grupo se cansan del ir y venir. En Malfa visitamos el pequeño Museo de la Emigración Eoliana, donde se hace un repaso de las crisis económicas del archipiélago, especialmente la motivada por la filoxera a principios del siglo XX, que motivaron que la mitad de la población de estas islas se marchara a los Estados Unidos o Australia.
Después visitamos una
pequeñita bodega donde hacen el vino típico de la isla, la
malvasía. Dentro de las instalaciones, en condiciones poco cómodas,
comemos comida típica del archipiélago, con muchas especias y
alcaparras, y también probamos sus vinos.
Bajamos de los cerros hasta el puerto, y contemplamos el atardecer en la playa de rocas volcánicas y piedra pómez de Santa María Salina. Otras dos horas de viaje en barco hasta Sicilia, parando en las islas de paso. Al llegar a Milazzo, estamos todos reventados: las chicas vuelven con las familias y nosotros buscamos una pizzería local para cenar temprano y descansar. Mañana es el último día de actividades en el instituto, esperemos haber recuperado las fuerzas.
Bajamos de los cerros hasta el puerto, y contemplamos el atardecer en la playa de rocas volcánicas y piedra pómez de Santa María Salina. Otras dos horas de viaje en barco hasta Sicilia, parando en las islas de paso. Al llegar a Milazzo, estamos todos reventados: las chicas vuelven con las familias y nosotros buscamos una pizzería local para cenar temprano y descansar. Mañana es el último día de actividades en el instituto, esperemos haber recuperado las fuerzas.
Blas Villalta.
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