El proyecto Comenius 2012-2014 ha
comenzado para el IES Clara Campoamor. En los próximos dos cursos trabajaremos,
junto a institutos de otros ocho países europeos, en el proyecto ‘Wine – an
European Asset’, y este mes de octubre ha sido la puesta de largo del proyecto
con la primera reunión en Alemania.
Visitamos
la ciudad de Andernach, en Renania-Palatinado, cinco personas: los profesores
Blas Villalta y Jesús Labián y los alumnos Raquel Gómez-Pimpollo, Gloria
Alhambra y Daniel Maroto. Sin contratiempos salimos el domingo 14 hacia Madrid,
desde donde volamos a Frankfurt, y de allí en tren a Andernach, a orillas del
río Rin.
El
lunes comenzaron las actividades, a las ocho de la mañana, hora a la que
empiezan las clases en el August-Horch-Schule de Andernach. Después de las
presentaciones entre los representantes de los nueve países participantes, los
alumnos trabajaron durante la mañana en la primera actividad del proyecto:
elaboración de cuestionarios para salir a la calle a entrevistar a
distribuidores y clientes de tiendas de vino y supermercados. Mientras una
parte del grupo salía a conocer la ciudad con una guía turística, los
profesores debatieron sobre el reparto de tareas, fechas de las siguientes
reuniones y proyectos concretos que llevar a cabo en esas reuniones. A media
tarde, los alumnos volvieron a las casas de las familias que los acogían, con
los que no han tenido ningún problema para comunicarse, pues utilizaban la
herramienta común del inglés.
El
martes salimos de excursión. Un tren paralelo al Rin nos llevó río arriba,
hasta Bingen. Cruzamos el gran río a bordo de un ferry hasta Rüdesheim, un pueblo
pintoresco desde el que se alzan pequeñas montañas por cuyas pendientes crecen
los viñedos. En el pueblo visitamos una antigua bodega-museo, que alberga
prensas de hacer vino datadas de varios siglos de antigüedad. Desde Rüdesheim
tomamos un teleférico que sobrevolaba aquellos viñedos, ofreciéndonos
espectaculares vistas del valle del Rin. Desde lo alto de la montaña el grupo
inició un recorrido por aquellos viñedos y bosques, hasta la abadía de santa
Hildegarda, desde donde regresamos a Rüdesheim caminando nuevamente entre viñas
a medio vendimiar.
El
miércoles fue día de trabajo en el instituto. Los alumnos expusieron en grupos
sus conclusiones sobre las entrevistas realizadas a vendedores y compradores de
vino en la ciudad de Andernach, a propósito de hábitos de consumo,
preferencias, precios, variedades, etcétera. Más tarde, expusieron también los
trabajos previamente realizados en los respectivos países. En nuestro caso,
Daniel, Raquel y Gloria hablaron de importancia de la producción de vino en
nuestro país, en nuestra región y concretamente en La Solana, mostrando además
imágenes de la vendimia y la elaboración de vino en nuestro pueblo. Por la
tarde, con las diferentes familias, todos se dedicaron a visitar ciudades
cercanas.
El
jueves volvimos al campo. El grupo viajó a la cercana ciudad de Ahrweiler,
donde visitó una bodega tradicional y su museo del vino. De nuevo en tren se
dirigió a Rech, donde inició un recorrido a pie, entre viñedos y degustaciones
de vino (y mosto) hasta la localidad de Mayrschoβ, asistiendo a las
explicaciones sobre usos y variedades del vino que se produce en la región.
Después visitamos la bodega, la cooperativa vinícola más antigua de Alemania,
en cuyas instalaciones asistimos también a una cata de vino (y mosto, claro).
El
último día de trabajo, viernes, los alumnos expusieron las conclusiones del
proyecto semanal, adornando el instituto con murales explicativos, antes de
partir juntos a visitar la vecina ciudad de Coblenza. Por la tarde, en la
fiesta de despedida, cada país elaboró platos típicos para compartir con los
demás grupos. El equipo español contribuyó con una gran tortilla que, por otra
parte, fue vista y no vista.
Pero
el viaje dio para más. Sábado y domingo nos dedicamos a recorrer ciudades del
valle del Rin. En dos jornadas maratonianas visitamos Colonia, Düsseldorf, Bonn
y Maguncia, empapándonos de sus encantos, monumentos, catedrales, museos. Unos
y otros superamos la prueba de subir y bajar los 536 escalones que llevan a lo
alto de la catedral de Colonia, la más alta de Europa, pasamos por delante de
la casa natal de Beethoven y por el lugar donde Gutenberg inventó la imprenta
hace más de quinientos años. Para unos y otros ha sido una experiencia
enriquecedora, y esto no es más que el comienzo de una aventura donde alumnos y
profesores del centro tendremos la oportunidad de trabajar juntos en torno a
algo tan importante en nuestra región como es el vino, al tiempo que aprendemos
sobre otras culturas, sobre otros sistemas educativos, sobre otras lenguas,
sobre Europa.
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